Por qué practicar yoga en la naturaleza
Se tiende a asociar la práctica del yoga con sitios habilitados para tal fin, ya sea en un centro especializado o en un habitáculo aislado de nuestro propio hogar. Sin embargo, el yoga puede practicarse en plena naturaleza. Ahora que se acerca el buen tiempo, es un buen momento para comenzar a practicar yoga al aire libre.
Practicar yoga al aire libre
Es indudable que el yoga, de por sí, aporta grandes beneficios, con independencia de dónde se practique. Sin embargo, el simple contacto con la naturaleza y exponerse a los elementos naturales constituyen fuente de salud y vitalidad. Si aprovechamos nuestros ratos o paseos al aire libre para practicar yoga podremos multiplicar exponencialmente los efectos benéficos de dicho contacto.
El cielo despejado, la mayor cantidad de oxígeno, la luz solar, el aire vivificante del bosque o del mar, aportan un plus de energía y hacen que nuestras asanas y ejercicios de respiración (pranayama), sean de mayor calidad y tengan más repercusión en nuestra salud física y mental.
Si bien practicar yoga al aire libre no requiere necesariamente de accesorios, sí puede resultar útil proveernos de una sencilla esterilla para yoga para realizar las asanas de suelo y/o de algún complemento natural que nos proteja del sol; como las gorras de corcho. Además, podemos colocar nuestra esterilla en una práctica y cómoda bolsa para su traslado.
Agudizar nuestros sentidos al aire libre
Al practicar yoga al aire libre, los sentidos se agudizan, ya que al situar nuestra mente en un estado de silenciosa concentración, captamos mejor y de forma más vívida los estímulos externos que nos brinda la naturaleza. El canto de los pájaros, el vaivén de las olas o el viento se tornan más intensos y presentes.
Además, practicar yoga al aire libre hace que nuestras sesiones sean aún más amenas; pues los estímulos naturales tienden a distraer nuestra mente obligándonos a sostener la atención, lo cual fortalece la capacidad para reconocer y evitar la dispersión mental durante la meditación. La práctica del yoga al aire libre se transforma en un desafío, pues nos fuerza a mantener la concentración en los ejercicios y asanas. El frío, el calor, los sonidos, el viento y los insectos se convierten en maestros; todo un reto que nos invita a mejorar nuestra capacidad para meditar en la vida cotidiana.
Es gratuito
Al margen del gasto que pueda suponer el transporte o el desplazamiento a determinados entornos naturales, practicar yoga al aire libre resulta completamente gratuito. Además, ¿Cómo ponerle precio a un bello atardecer en la playa, el monte, al canto de los pájaros, a la fresca brisa o a todo aquello que nos conecta con nosotros mismos y nuestro entorno más afín?
Sin límite de tiempo
Otra gran ventaja de la práctica del yoga en la naturaleza es el factor tiempo. Podemos prolongar nuestra sesión tanto como deseemos y finalizarla en cualquier momento.
Son innumerables las ventajas de practicar yoga en la naturaleza. No lo dudes, aprovecha la oportunidad que nos brinda el buen tiempo y que los días son cada vez más largos. Anímate a practicar yoga al aire libre.
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